Dicen los expertos que el duelo emocional que puede llegar a vivir una persona es un proceso de adaptación indefinido que busca restablecer el equilibrio personal vulnerado luego de una pérdida. Y como resultado, las consecuencias emocionales que se derivan en un periodo posterior, están directamente relacionadas con el sentimiento y el vínculo que teníamos hacia esa persona y también; dependiendo del caso y el modo en el que se produjo la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias, la imprevisibilidad de los hechos.En definitiva; para quienes han pasado por esa experiencia siempre supone un gran dolor, tristeza, desestructuración y desorganización.
Y quizás sea esta la razón por la cual preferimos evadir el tema y priorizar otras cuestiones que nada tienen que ver en nuestra vida diaria. Es por este motivo que en esta nota quisimos dedicarnos a mostrarnos detalles de un tipo de seguro al que muchos profesionales del campo asegurador se refieren como “seguros invisibles” es decir los “seguros de vida”.
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Si pensamos por un minuto en la mención de este tipo de cobertura lo más probable es que nos dé esa sensación de la que hablamos al principio rechazo o aplazamiento. Y es que realmente pensar en nuestra propia mortalidad es incómodo para muchos, tan es así que muchos se alejan si quiera de considerar ese posible escenario y piensan: “No tengo planes de morirme todavía”; “soy joven aún, tengo buena salud que habría de pasarme”; “mi esposa/o podrá hacerse cargo de los chicos”; “mis padres pueden colaborar” o la típica frase irónica”; nadie se va a hacer rico a cuenta mía, nadie va a disfrutar de los beneficios de mi muerte”.
Todos estos comentarios y fundamentos son producto del desconocimiento de la verdadera razón de un seguro para vida o del valor de éste. Y es que la diferencia radica en que al contrario de la mayoría de los seguros que ayudan a su propietario a recuperarse de un evento que le afecta directamente su economía, el valor de un seguro de vida es para beneficio no precisamente del ‘dueño’, sino de quienes están a su alrededor, es decir sus seres queridos.
Y pese a que para algunas personas esto implique un repudio constante, si nos ponemos a reflexionar este tipo de cobertura debe considerarse prácticamente desde que iniciamos nuestra edad adulta, cuando hay una necesidad de cuidar y proteger de la familia o de los compromisos que se han contraído en conjunto. Porque el uso y el argumento de la misma, subyace básicamente en sustituir en el seno familiar el producto o las facilidades económicas que uno aportaba en su momento cotidianamente, como el sueldo, el trabajo, los recursos necesarios para mantener un hogar.
Si reflexionamos, en la mayoría de las familias de nuestro país, encontrarémos que los verdaderos responsables de proveer el ingreso familiar a través de un ingreso solvente, con suerte llega a ser un sólo integrante. Pero… nos hemos puesto a pensar; ¿Qué sucedería si ya no tuviésemos al lado a esta persona?; ¿Se pondría en riesgo la estabilidad del seno familiar y todo aquello a lo que con tanto esmero cuidaron?; ¿Cómo se sobrellevaría este tipo de situación límite?; ¿Se podría reconstruir el esquema económico que se tenía anteriormente?
Veamos de qué se trata el seguro de vida y cuáles son los aspectos más importantes que debes conocer al momento de asesorarte.
CLAVES DE LOS SEGUROS DE VIDA
Una inversión soporte
Seguramente es posible que ese nuevo responsable deba sacrificar algunas cosas en su etapa inicial, como servicios, compras innecesarias, gastos impensados que se tenían al mes. Es en este momento que contar con el apoyo de un ingreso adicional es más una tranquilidad mental que nos da un tiempo de holgura, para quienes viven esta abrumadora experiencia. Sobre todo tener gastos cubiertos en caso de funerales inesperados, o arreglos similares, respaldar a sus seres queridos con una herencia, tramitar créditos, poder solventar situaciones conflictivas como casos de sucesión, o contar simplemente con un instrumento financiero que facilite el ahorro, la inversión y la suplencia.
“Vida vs Retiro”
¿Son lo mismo? Saber diferenciarlos es esencial porque no tienen el mismo fin. Mientras que el seguro de retiro se enfoca en garantizar el bienestar económico durante los últimos años de vida (después del retiro oficial del trabajo).Los seguros de vida, en cambio respaldan la estabilidad económica de la persona que lo contrata o a su familia en circunstancias difíciles.
¿Qué sucede en el caso si tuviera algún tipo de enfermedad?
Hay coberturas que adelantan una suma de dinero asegurada por enfermedad grave o por invalidez. Si se diagnostica a una persona que sufre enfermedad grave por ejemplo; (como cáncer, infarto, ACV), muchas compañías aseguradoras adelantan una cantidad estimada del total de la suma asegurada y guardan la cantidad restante para ser destinada a los beneficiarios. En el caso de invalidez permanente, la compañía aseguradora se responsabiliza por pagar el total de la suma asegurada contratada en vida.
El mito de los 30
Aunque la edad habitual de contratación suele situarse entre los 30 años y los 60, la realidad es que cualquier adulto es susceptible de contratar un seguro de vida. Se trata de una franja de edad en la que las interesados en contratar seguros de vida cuentan con más y mayores responsabilidades económicas y familiares. De todas formas, el rango de edad de contratación depende de cada aseguradora y se encuentra entre los 14 y los 65 años.
En este sentido es necesario prestar atención a las condiciones y excepciones que ofrece cada seguro en el caso de cobertura por fallecimiento. Otro detalle muy importante hace referencia a la cobertura según el grado de incapacidad, ya que algunas pólizas contemplan situaciones de incapacidad permanente total e incapacidad permanente parcial.
Un caso especial para mujeres
Alentado por productoras de seguros los seguros de vida específicos para mujeres se han ido imponiendo con mayor solidez; si bien no hay una segmentación definida, esta nueva cobertura está orientada para mujeres de 30 años en adelante siendo que esta es la edad en la que se toma real conciencia de los riesgos que sufre la mujer. Estas coberturas muy cercanas a los conocidos seguros de salud, contemplan enfermedades propias de la mujer como por ejemplo las afecciones como el cáncer de mama, cáncer de ovarios, dónde el beneficiario con tan sólo el diagnóstico puede contar con un anticipo que puede llegar hasta el 50% de la cobertura total. Esto implica que en el caso de detección de la patología el familiar pueda contar con recursos para internación, operaciones, e incluso trasplantes.
Consejos Prácticos
En este sentido es necesario prestar atención a las condiciones y excepciones que ofrece cada seguro en el caso de cobertura por fallecimiento. Otro detalle muy importante hace referencia a la cobertura según el grado de incapacidad, ya que algunas pólizas contemplan situaciones de incapacidad permanente total e incapacidad permanente parcial. Que hacen que los beneficiarios puedan estar acompañados durante el proceso de la enfermedad.
En segundo lugar, tener en cuenta que estas coberturas requieren de una atención profesional, individualizada y personalizada. Cada posible escenario es una situación a contemplar, es por esta razón que una póliza de vida garantiza un futuro menos abrupto ante la posible pérdida, y un acompañamiento económico para mantener la entereza familiar.
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Fuente: Café financiero, Diario Clarín.